Esta fue una excelente oportunidad en la que se puso de manifiesto la utilidad y la potencialidad de los recién diseñados marcadores microsatélites. Se trataba de poder diferenciar una población, supuestamente híbrida, de una procedencia no deseada, en este caso perteneciente al nogal negro americano. Con tal propósito se escogieron 8 de los marcadores. Luego del procesamiento de los datos, se pudo comprobar que con esta batería éramos capaces de discriminar en una población diferente a la nuestra, con una probabilidad de error del orden de 10-11. Esta fue una prueba suficientemente sólida como para poder dirimir en un proceso judicial, en el que otras pruebas genéticas, pero de menos potencialidad, fueron también utilizadas.